Grecia levanta cabeza. Por fin, después de meses de rescates, incertidumbre, debates sobre su permanencia dentro de la moneda única y falta de entendimiento entre los políticos helenos y sus colegas europeos, la cuna de Occidente empieza a resurgir de sus cenizas. La Unión Europea ha cambiado su política hacia Atenas y ha pasado de posiciones duras y críticas que no hacían nada por ocultar las tensiones entre ambos, a crear un clima amable, de optimismo y cooperación. Sigue leyendo
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